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Seguimos en diálogo: voces de las mujeres en la paz.

1° de agosto de 2016

Por Diana Granados Soler y Rosalba Velasco

En los últimos meses al proceso de negociación de paz, iniciado por la guerrilla de las FARC- EP y el gobierno colombiano, se le ha puesto el acelerador para que, de acuerdo al compromiso de las partes, en el 2016 se firme el Acuerdo final e inicie el camino para su refrendación y posterior implementación.

 

El 24 de julio, la Mesa de Conversaciones hizo público el Comunicado Conjunto Nº 82 con relación a la inclusión del enfoque de género en los acuerdos hasta ahora logrados en la negociación. La producción de este comunicado representa no solo la voluntad de las partes sino como el mismo texto lo expresa: las voces, esfuerzos e insistencias de diversas mujeres, organizaciones de mujeres y LGTBI del país y de otras latitudes por un acuerdo de paz que reconozca la desigualdad, la discriminación sexual, de género y cultural como generadora de violencias y, al mismo tiempo, sea capaz de proponer medidas para su transformación.

Al inicio de la negociación, una de las demandas claves de las mujeres fue su participación en la mesa, en número pero también en términos temáticos. En septiembre de 2014 la creación de la subcomisión de género representó un enorme avance en este sentido. Las visitas y encuentros de la subcomisión con organizaciones de mujeres y de mujeres de diferentes sectores, excombatientes, feministas, indígenas, negras, afrocolombianas, campesinas, estudiantes, entre otras, constituyeron el camino para visibilizar la urgente necesidad de una perspectiva de mujer, género y diversidad sexual en los acuerdos.

 

La transformación de las estructuras generadoras de violencias hacia las mujeres y una ruptura en el continuum de las mismas son parte de las demandas que han expresado diversas voces del movimiento de mujeres en el país para asegurar una paz estable y duradera. Los acuerdos con perspectiva de género son una enorme posibilidad para avanzar en afectar las relaciones de desigualdad. No obstante, todo dependerá de la implementación eficaz de las medidas y las garantías políticas y presupuestales para su desarrollo.

 

Avances y saldos positivos para las mujeres

 

Quisiéramos llamar la atención sobre dos aspectos relevantes para las luchas de las mujeres producto del anuncio de la incorporación de una perspectiva de género en los Acuerdos de paz en la negociación de La Habana. En primer lugar, los elementos constitutivos de los acuerdos destinados a garantizar los derechos de las mujeres y en particular de las mujeres en la zonas rurales. En segundo lugar, el liderazgo político que han mostrado diferentes mujeres en el proceso mismo de la negociación y los nuevos puentes y canales para hablar entre mujeres sobre las perspectivas de paz.

Con relación a los puntos incluidos en los acuerdos, tanto en el Comunicado N°82 como en las declaraciones de las pleniponteciarias de ambas delegaciones en la presentación pública de los resultados del trabajo de la subcomisión de género, se plantearon ocho ejes temáticos sobre los cuales giran las medidas concretas: “a) Acceso y formalización de la propiedad rural e igualdad de condiciones, b) garantía de los derechos económicos sociales y culturales de las mujeres y personas con identidad sexual diversa del sector rural, c) promoción de la participación de las mujeres en espacios de representación, toma de decisiones y resolución de conflictos, d) medidas de prevención y protección que atiendan los riesgos específicos de las mujeres, e) acceso a la verdad, a la justicia y a las garantías de no repetición, f) reconocimiento público, no estigmatización y difusión de la labor realizada por mujeres como sujetas de políticas, g) gestión institucional para el fortalecimiento de las organizaciones de mujeres y movimientos LGTBI para su participación política y social y g) sistemas de información desagregados”.

 

Como bien lo ha afirmado la subcomisión de género los Acuerdos son para todas las mujeres, pero como podemos anotar en los ocho ejes temáticos el cumplimiento de los mismos podrá representar un avance muy significativo en el cumplimiento de los derechos de las mujeres en la zonas rurales, muchas de ellas, las más afectadas por las dinámicas del conflicto armado y el modelo económico de despojo y extractivismo.

 

El segundo aspecto, tiene que ver con lo acertado que resulta poner en diálogo a las partes negociadoras con la sociedad de una manera más directa. Para ello han sido clave los conversatorios entre la subcomisión de género de las FARC- EP y mujeres diversas en distintos lugares del país como una iniciativa impulsada por la plataforma Mujeres por la paz en los meses pasados, sobre uno de estos espacios nos referiremos en el siguiente apartado. Los conversatorios han sido claves en el intercambio de dudas, inquietudes, opiniones y propuestas de las mujeres sobre todo el proceso de negociación, los acuerdos y su implementación.  

 

Cuando hablamos de liderazgos políticos de las mujeres también nos parece importante reconocer los saldos de los diálogos entre la subcomisión de género y otras mujeres de diversos sectores y latitudes. En esta dirección, recogemos la afirmación de Victoria Sandino, en medio del anuncio de los acuerdos y la perspectiva de género: “(…) también nos ha proporcionado nuevas herramientas y conocimiento a nosotras mismas, nos ha transformado, nos ha cualificado y nos ha reafirmado como mujeres y como integrantes de las FARC-EP, la construcción de la paz con justicia social va a ser asumida con entrega incondicional de parte nuestra; así como la hemos tenido en la guerra, hoy la ponemos a disposición de la paz”.

Puentes entre mujeres para la transición política.

 

Como parte de los conversatorios entre la subcomisión de género de las FARC- EP y organizaciones y mujeres de las regiones, facilitados y apoyados por la plataforma Mujeres por la Paz, el 14 de julio tuvimos la posibilidad de tener un diálogo vía Skype entre Manuela y Victoria Sandino, integrantes de la subcomisión y alrededor de 35 mujeres del Espacio de Mujeres Diversas y paz de Santander de Quilichao[1]. La conversa facilitó un diálogo respetuoso y constructivo con el propósito de contribuir con una visión plural de la paz desde las voces de las mujeres y la población LGBTI.

 

En primer lugar ver los rostros de Manuela y Victoria Sandino integrantes de la subcomisión de género en un diálogo directo facilitó un acercamiento fraterno entre mujeres y la posibilidad de ponerle rostros diversos a la discusión sobre la terminación de la guerra y la transición política.

El conversatorio giró sobre varios temas. Previamente el Espacio de Mujeres Diversas había discutido algunas preguntas y en la dinámica del conversatorio se decidió hacerlas en bloques de tres para que las compañeras de la Subcomisión se refirieran a ellas, de esta manera se inició el diálogo.

Algunos de los temas estuvieron relacionados con la posibilidad de un encuentro y una mesa de mujeres en el norte del Cauca cuando entren en marcha los acuerdos, las preocupaciones de la población y temas de derechos humanos de cara a las zonas de concentración para el desarme, las expectativas de las mujeres que dejan las armas y su papel como lideresas políticas en el proceso de paz, la relación con los sistemas de justicia propia o comunitaria, las reformas educativas, las propuestas sobre territorios interétnicos, la situación y derechos de las mujeres víctimas y de las mujeres trans en el posacuerdo.

 

Entre otros aspectos la Subcomisión planteó de un lado la importancia de estos espacios de pedagogía que aunque se venían proponiendo anteriormente no había sido posible llevarlos a cabo. De otro lado, se hizo alusión el estado actual de las discusiones sobre el enfoque étnico en los acuerdos y el desarrollo de algunos encuentros con organizaciones étnicas y sus delegados y delegadas, no obstante, el proceso de discusión sobre este tema sigue en ajustes.  

 

De otro lado, la Subcomisión aclaró que desde su concepción no se habla de “zonas de concentración” sino de “zonas campamentales” que serán transitorias hacia el proceso de reincorporación a la vida civil. Se espera tener algunas zonas especiales para la conversación con la sociedad civil. Es claro que este mecanismo contará con un proceso de verificación a través de un mecanismo tripartito y con la instalación de protocolos de seguridad para las personas que dejan las armas como para la población a los alrededores.

 

Victoria aseguró que en estas zonas los hombres y mujeres de las FARC van a estar en un proceso activo y de formación para enfrentar los retos de la vida civil y a participar de la construcción de la paz con justicia social.

 

Sobre el papel de las mujeres, la subcomisión afirma que seguirán siendo combatientes pero esta vez con el arma de la palabra.  Las mujeres se han fortalecido y no se han sentido excluidas en la guerrilla y son conscientes de que han ido ganando espacios de liderazgo al interior. En ese mismo sentido la propia subcomisión de género es un avance importante para las mujeres.

 

Sobre los derechos de mujeres trans y víctimas, la subcomisión planteó que por principio las FARC tiene incorporado el respeto a la diversidad étnica, cultural y de género, de esta manera no ha sido una política el maltrato hacia estos sectores, no obstante, se han presentado incomprensiones que han podido generar este tipo de violencias. La Comisión de la Verdad y la Justicia Especial para la Paz serán claves para aclarar estos casos.

 

El conversatorio terminó con la posibilidad de seguir generando este tipo de encuentros entre mujeres y la capacidad de interlocutar a partir de nuestras posiciones, dudas y perspectivas con relación a la terminación de la guerra y la construcción de la paz.conozcan un poco más sobre ti.

Preocupaciones

 

A pesar de los avances significativos que genera para el movimiento de mujeres en Colombia los anuncios de la subcomisión, persisten varias preocupaciones sobre las condiciones y garantías para la implementación de los acuerdos con las FARC- EP, el inicio pronto de la mesa con el ELN y, en general, las posibilidades reales para afectar las estructuras que generan desigualdades sociales y de género.

 

A partir de algunas reflexiones del Espacio de mujeres diversas y paz de Santander de Quilichao y otros análisis reflexionamos sobre las preocupaciones en las que insisten las mujeres para avanzar en la consolidación de la paz. A continuación señalamos algunas de las más relevantes con el propósito de enriquecer la discusión sobre líneas estratégicas de acción e incidencia para el movimiento local y nacional de mujeres y población LGBTI.

Modelo económico de desarrollo en contravía de las economías sustentables y la soberanía alimentaria:

 

  • El afianzamiento de un modelo económico extractivo que va en contra de la economías locales, alternativas y de las mujeres populares. La presencia de multinacionales en el país y el desarrollo de monocultivos que poco benefician a los pequeños agricultores y agricultoras.

  • Las políticas de saqueo de los recursos naturales que vienen implementando grandes empresas en buena parte del territorio colombiano, sobre todo en territorios de las comunidades étnicas.

  • Las garantías para el cumplimiento de los Acuerdos de La Habana y las leyes existentes sobre mujer rural con relación al acceso, la titulación y el empoderamiento económico de las mujeres.

  • Los mecanismos concretos para que las mujeres rurales puedan incidir en las decisiones y políticas agrarias locales.
     

Derechos humanos en el posacuerdo y persistencia de delincuencia y grupos paramilitares:

 

  • Los procesos de reparación integral a las víctimas. ¿Cómo se van a armonizar los marcos legales actuales para reparación como la Ley de víctimas y restitución de tierras con los mecanismos y medidas que se tomen en el marco de la negociación con La Habana? Esta preocupación se acentúa porque un amplio número de personas víctimas, entre ellas muchas mujeres, afirman que aún no han sido reparadas.

  • La capacidad de incidencia de las mujeres para que se diga la verdad sobre el conflicto en el marco de la “Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No Repetición”.

  • Las garantías para la seguridad de las mujeres y sus derechos humanos en la fase de transición política. Este elemento está relacionado con el temor frente al posible resurgimiento o aumento de grupos paramilitares y delincuenciales que se opongan al proceso de paz.

  • La incidencia de las mujeres en los protocolos de verificación de las zonas donde tendrá lugar el proceso de reincorporación a la vida civil de la guerrilla.

 

Capacidad de incidencia de un Movimiento social amplio y pluralista por la paz en las regiones:

 

  • La debilidad del movimiento social por la paz que no logra consolidarse y actuar conjuntamente para enfrentar las amenazas de sectores de derecha que se oponen a las negociaciones.

  • La cualificación y formación de las mujeres en el nivel político, formativo y organizativo con relación a los retos y las oportunidades de la paz y la capacidad de incidencia real para participar decididamente en la fase de transición política.

  • Las garantías para el desarrollo de un enfoque étnico, de género y diversidad sexual en la implementación y verificación de los acuerdos de paz.

 

El rol de las instituciones en el posacuerdo y la financiación de la paz:

 

  • El papel de las instituciones locales con relación al desarrollo de la paz territorial. Capacidad de las instituciones para modernizarse y cumplir con sus funciones públicas para la garantía de los derechos de las mujeres.

  • La disposición presupuestal para la financiación de las medidas de implementación de los acuerdos.

  • El papel del empresariado en la financiación de los acuerdos de paz.

 

La comunicación y su democratización:

 

  • El papel de los medios de comunicación en el posacuerdo para garantizar verdaderas aperturas democráticas hacia las organizaciones de mujeres y, en general, a los movimientos sociales.  

 

La paz incompleta:

 

  • El avance de la mesa de negociación con el ELN y en especial el componente de participación social.

 

Las preocupaciones mencionadas evidencian las complejidades del proceso de paz y la convicción de que el avance de las negociaciones es una puntada clave para las aperturas democráticas. No obstante, en el campo popular el camino aún es largo si se pretende continuar disputando a las élites económicas y políticas los demás cambios necesarios para que la terminación de la guerra conduzca a la desestructuración de las desigualdades sociales, económicas, de género, culturales y sexuales que imperan en el país.  Es de esperarse que el movimiento de mujeres pueda seguir avanzando desde lo local en la construcción de redes y acciones conjuntas para seguir en la lucha para que la paz sea con cambios y con justicia social.

[1] Es un espacio autónomo de organizaciones sociales y de mujeres con incidencia en el municipio de Santander de Quilichao con el propósito de generar procesos de cualificación de las mujeres sobre el proceso de paz y concertar acciones colectivas de incidencia. A la fecha algunas de las organizaciones integrantes son: ANUC, ACIN, ASOVICAR, CORGEDES - Corporación Gestión y Desarrollo-, Corporación Ensayos para la Promoción de la Cultura Política, Empoderarte, FUNDESAM -Fundación para el desarrollo económico social y ambiental de Colombia-, FUNQUIDIVERSA -Fundación Quilichao Diversa-, FUNTESU - Fundación Tejiendo Sueños de Esperanza-, Proceso de Comunidades Negras PCN Kuagro Ri changaina y Mesa de Víctimas de Santander de Quilichao.

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