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15 de noviembre de 2016

Espacio de Mujeres Diversas y Paz de Santander de Quilichao: una apuesta de construcción colectiva

Por Rosalba Velasco

El seminario: “Mujeres y jóvenes: participación para la paz desde las regiones” convocado por la Corporación Ensayos para la promoción de la Cultura Política y la Universidad del Valle, sede Norte del Cauca fue el escenario que posibilitó el encuentro. El 25 de febrero de 2016, tuvimos la oportunidad de discutir una aproximación política al estado de las negociaciones de paz, los posibles escenarios de participación en clave de mujeres y jóvenes.

 

Este mismo día al finalizar la jornada, motivamos una reunión rápida con el apoyo de Janeth Toro, una mujer que desde su profesión como trabajadora social ha estado comprometida con las luchas de las mujeres y en el momento se desempeña como coordinadora de la oficina de la mujer del municipio, empoderada del papel que debemos tener las mujeres en la sociedad. Recuerdo que nos reunimos alrededor de veinte o tal vez más mujeres, unas de manera independiente, otras como representantes de organizaciones con una larga trayectoria en el trabajo de violencias y derechos de las mujeres en el municipio de Santander de Quilichao.

Nos juntamos muy motivadas por las ponencias presentadas y con la “sangre caliente”, como se dice, nos centramos en discutir sobre la necesidad y viabilidad de un espacio de convergencia de las mujeres y las organizaciones de mujeres que nos permitiera autoformarnos y hacer incidencia. La propuesta fue apoyada por la mayoría de las lideresas presentes; además en tiempos de Paz, no podíamos estar quietas, dijo alguien. En el municipio ninguna organización había motivado un espacio para estudiar los acuerdos de la Habana y sus implicaciones en la construcción de la Paz, así que abrir ese espacio nos sonó muy interesante.

 

Discutimos sobre la necesidad de colocarle un nombre al espacio, para darlo a conocer. Salieron varias opciones y después de tantas ideas se definió que debía llamarse “Mujeres diversas y paz”, pues era el nombre que recogía a todas las presentes. Desde el inicio se definió como un espacio “Diverso”, cultural, sexual y generacionalmente en donde están invitadas a participar mujeres de toda la región, y “Autónomo” sin protagonismos y que pueda hacer alianzas con instituciones estratégicas, para lograr este propósito se definió que algunas compañeras ayudaran en la tarea de planear los temas y proponer actividades en pro del proceso. También quedo claro, que las organizaciones que participan del espacio no pierden su razón de ser, por el contrario, se definió que estas organizaciones son la fuerza del espacio de “Mujeres diversas y Paz”.

 

Aclaramos que el propósito del espacio es reflexionar críticamente sobre los procesos de paz en Colombia, comprender el alcance de los mismos, construir confianzas y propuestas entre las mujeres para fortalecer nuestra incidencia en la paz, teniendo en cuenta que las mujeres y los jóvenes tienen menos posibilidades de participar de este tipo de escenarios.

 

Decidimos encontramos el 16 de marzo para estudiar el punto del acuerdo sobre “participación política”. Ese día iniciamos la discusión con la pregunta ¿Por qué éste es un tema de debate y negociación en los diálogos de paz? Seguidamente y después de leer parte de los acuerdos trabajamos otras preguntas como: ¿Cuáles son las ventajas y desventajas del acuerdo de participación política para la garantía de los derechos de las mujeres?, ¿Qué pensamos las mujeres sobre la participación política de personas desmovilizadas tras un acuerdo de paz?, ¿A qué estamos dispuestas las mujeres en nuestros territorios para que la participación política tras el acuerdo de paz sea una realidad? Y finalmente ¿Cómo nos imaginamos que puede ser un proceso de negociación de paz con participación de las mujeres teniendo en cuenta el debate sobre este punto que ha generado la posible negociación entre el gobierno y la guerrilla del ELN?

Ya para ese momento se contaba con la representación de mujeres de organizaciones como: ACIN, ACCON, ASOVICAR, CORGEDES, CORPODENEC, Corporación Ensayos, Empoderarte, FUNDESAN, FUNQUIDIVERSA, FUNTESU, Mujeres del Resguardo Indígena de Munchique los Tigres, Mujeres del Resguardo Indígena de Canoas, estudiantes de Trabajo Social de la Universidad del Valle, sede Santander de Quilichao, Proceso de Comunidades Negras PCN, Mesa de Víctimas y de algunas instituciones aliadas como la Oficina de la Mujer de Santander de Quilichao, Red Unidos y Familias en Acción.

Acordamos encontrarnos cada veinte días, para estudiar cada uno de los puntos del acuerdo de La Habana. En el mes de abril, analizamos el punto sobre Jurisdicción Especial para la Paz, en esa ocasión nos acompañó Adriana Benjumea, directora de la Corporación Humanas. Después de la amplia aclaración que realizó la ponente y del debate realizado sobre el tema salieron algunas reflexiones sobre la importancia de diferenciar que la violencia sexual no es un delito conexo al delito político, y que este reconocimiento es garantía para que este tipo de violencia no se repita; “violar mujeres ni en la guerra ni en la paz”. La discusión nos permitió ratificar que los crímenes de lesa humanidad no son amnistiables y que esto es muy importante para las víctimas, porque estos hechos no se quedaran en la impunidad.

 

Otro punto que analizamos es el de la confianza, crear confianzas, no es nada fácil y preguntarse si está la sociedad colombiana dispuesta a restaurar la confianza en los miembros de las FARC-EP y los miembros de la FARC-EP en la sociedad resulta muy complejo, pero avanzar en este proceso sería el primer paso que hay que dar en la búsqueda de la Paz. Finalmente, se nos hizo explícita la necesidad apremiante de que las distintas agendas de derechos humanos y de movimientos sociales de mujeres que existen se junten en una sola lucha.

 

En un tercer momento, estudiamos sobre “la comisión de la verdad”, para apoyar este tema, contamos con la participación de Carolina Fernández, defensora comunitaria para el norte del Cauca. Como resultado de la discusión compartimos las siguientes reflexiones: es posible conocer toda la verdad, se trata de decirla y reclamarla, qué verdad es la que estamos buscando. Fueron muchas las dudas generadas sobre este punto, en un momento hasta nos llenamos de nostalgia y lágrimas, cuando una compañera recordó su verdad de los hechos. Por esta razón pensamos, que las medidas que deben incorporarse en la comisión de la verdad deben garantizar la No repetición de los hechos. En aras de construir un nuevo país, se nos ocurría, pensar qué tipo de procesos debían gestarse para que las relaciones y percepciones sobre los victimarios (fuerza pública y las FARC) cambien, de la misma manera que con la institucionalidad. Y por ahí derecho, firmado el acuerdo, discutimos cuál debería ser el papel que realmente debe cumplir el ejército, para garantizar la protección y la soberanía. 

 

También quisimos soñar, imagínanos el país en 10 años. Allí hubo de todo, unas más optimistas que otras, pero fue bonito el ejercicio, soñar en la vida que le queremos dejar a los que vienen detrás, ese es muestra responsabilidad y compromiso.

 

Teniendo claro que las investigaciones que va a realizar la comisión no son de carácter vinculante, ni judicial, y que será un proceso simultáneo o secuencial, primero verdad y luego justicia pensamos que era necesario que el gobierno entregará todos los archivos y documentos secretos de inteligencia que contengan información sobre violaciones de derechos humanos. Este punto a nuestra manera de ver es crítico porque la falta de acceso a archivos puede hacer imposible el trabajo de una comisión de la verdad.

 

Con cada punto que estudiábamos, nos quedaban claridades, esperanzas, pero también muchos interrogantes que resolver.

 

Para el mes de junio, analizamos la agenda del ELN. Discutimos sobre su enfoque de participación social, preguntándonos ¿cómo debía participar la sociedad en el proceso de paz? Muchas dudas surgieron, ya que se ven muy lejanos lo espacios de participación real, porque no hay confianza, dada la forma como se desarrolló la mesa de la Habana. Pero reflexionamos que justamente la idea es darle la importancia, el interés y proponer cuales serían esos posibles mecanismos para que la sociedad pueda participar en este nuevo espacio de negociación que se abre con la mesa Quito, para superar el vacío y participar de manera activa y decidida.

 

En el mes de julio, nos reunimos con el objetivo de realizar un conversatorio vía Skype con Victoria y Manuela de la subcomisión de género de las FARC-EP, fue para todas una experiencia única. Estar por primera vez, cara a cara, así tan sola fuera por la pantalla, fue algo que no olvidaremos. Logramos conversar, plantear las preocupaciones que hasta ese momento teníamos, fue una lista muy larga, más de 20 preguntas, así que cada escogió la suya para hacer. También fue importante escuchar sus repuestas y planteamientos, así como sus dudas, fue enriquecedor y logramos salir avante con el conversatorio.

 

En esa misma jornada decidimos evaluar el trabajo de los primeros seis meses del espacio. Nos pareció necesario volver a definir los criterios del espacio, a lo que las participantes en consenso ratificaron como propósitos del espacio comprender el alcance de los procesos de paz en Colombia y construir confianzas y propuestas entre las mujeres para fortalecer nuestra incidencia en la paz.  Se definió que en el espacio cada organización tiene su autonomía, se actúa concertadamente entre todas las organizaciones que lo conforman y se suscribe lo que se quede como consenso de las discusiones.

En esa ocasión se definió un equipo impulsor para los próximos seis meses, que está integrado por una delegada de CORGEDES, Ensayos, PCN, FUNTESU, programa Mujer ACIN. Se propuso una agenda de trabajo y se acordó que el equipo impulsor asumiera el tema de gestión de acuerdo a las actividades que se definieron.  Además, se conformó un equipo de comunicación conformado por EMPODERARTE y Mujer ACIN, para que ayuden a visibilizar el espacio y las diferentes actividades.

 

Como fruto de la agenda de trabajo para este segundo semestre, se realizó el 20 de septiembre el foro “Cese al Fuego y dejación de armas: Retos y desafíos del proceso de paz en el Departamento del Cauca”, evento organizado entre el espacio “Mujeres Diversas y Paz” de Santander de Quilichao y el programa de Trabajo Social de la Universidad del Valle; sede norte del Cauca, que tuvo lugar en el auditorio del Campus Carvajal de la Universidad del Valle.

 

En esa oportunidad las ponencias estuvieron a cargo de Alejandra Miller, Secretaria de Gobierno del Departamento del Cauca, Carolina Fernández, Defensora Comunitaria del norte del Cauca, Javier Fayad, docente de la Universidad del Valle, Rikard Nordgren, jefe de la misión MAPP OEA-Cauca, Ana Deida Secué integrante de la Comisión de Paz de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca ACIN, Mauren Castillo Serna integrante del Proceso de Comunidades Negras-PCN, Isabel Ruano encargada del trabajo de mujer de la Federación Nacional Sindical Unitaria Agropecuaria FENSUAGRO, y Elsy Patricia Illo, lideresa de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos ANUC.

 

La palabra de los ponentes giro sobre los retos del actual proceso de paz, las garantías y desafíos para la participación política de las mujeres en la implementación, teniendo en cuenta que dentro de los acuerdos de la Habana, está plasmado el enfoque de género, las insistentes preocupaciones sobre el modelo extractivista que se está desarrollando en los territorios, ligada a la presencia paramilitar y de otros actores armados, la dinámica de las zonas veredales de transición. La discusión entre los panelistas y el público participante que lo conformaba alrededor de 300 personas, en su mayoría mujeres y jóvenes fue muy animada.

 

Ese espacio nos sirvió para confrontar algunas posturas sobre la paz, entre nosotras, y el que hacer de nuestras organizaciones. Nos quedamos pensando en que construir la Paz, requiere un camino largo en el que debemos seguir profundizando.

 

Finalmente, luego de la trágica sorpresa de los resultados del plebiscito, tuvimos idea de convocar al conversatorio, “El NO, sus implicaciones y las mujeres”, realizado en al auditorio del SENA, en donde estuvimos presentes alrededor de 20 mujeres, analizando el resultado de la votación del 2 de octubre y las distintas versiones en relación al enfoque de género que tiene los acuerdos. Fue un espacio motivador, escuchamos a Mónica de Funquidiversa que argumentó la posición del movimiento LGTBI sobre las versiones mal intencionadas y manipuladoras de la tal ideología de género. Al escucharla, pensé en voz alta “si, este país está en deuda conmigo, yo me siento en deuda con Mónica”. Después, Dielina, nos compartió una reflexión sobre la Cultura de Paz y la teoría de las tres R. (Reconstrucción, Reconciliación y Resolución de conflictos), fue interesante escuchar las palabras de las compañeras y las réplicas y opiniones del resto, de eso se trata este espacio, poner nuestras opiniones diversas para construir desde la diferencia.

Con poco tiempo y mucho trabajo, logramos que el Espacio de Mujeres Diversas fuera reconocido por el municipio y que quedara inmerso en el plan de desarrollo municipal “Santander de Quilichao, compromiso de todos” ya que contamos, desde un inicio con la Oficina de la Mujer, como aliada estratégica para trabajar algunos temas de nuestro interés.

 

Quiero finalizar diciendo que éste espacio ha convocado y participado en cuanta cosa ha estado a su alcance para apostarle a la paz. Desde el proceso de autoformación mensual, los seminarios, los foros, los conversatorios, las tertulias, los plantones y las marchas. Y continuaremos adelante, motivando a que más mujeres lleguen. De la claridad y apropiación que logremos darle a nuestro trabajo, dependerá la incidencia que podamos hacer en otros espacios del municipio y la región.

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